05 agosto 2014

Fratercula Arctica (Frailecillo, Atlantic Puffin, Lundis, Pulcinella di Mare...)

Es todo un espectáculo vernos a mis compañeros y a mí dejarnos caer, despeñarnos, arrojarnos desde los acantilados para zambullirnos en el océano y alcanzar el duro objetivo de unos pececillos o unos crustáceos que llevarnos a la boca. Nuestras cortas alas no permiten otra cosa y, aunque el agua está fría, siempre solemos lograr algo, por pequeño que sea. Ahora el tiempo manda que tenemos que marchar a alta mar, que ya en invierno retomaremos las costas, los escarpados acantilados y se nos podrá ver otra vez, con el plumaje renovado, hoyando la roca para proteger nuestras crías frailecillo de las gaviotas, demás depredadores y de las curiosas y masivas miradas de los de SEO Birdlife, que no nos dejan vivir durante los meses costeros. Que el periodo de cría sea fructífero y a la vuelta, podamos vernos todos de nuevo en la colonia o sociedad nidificante como nos llaman algunos…

(Una licencia para dejar descansar la conexión...iré conectando algún día, aunque no se si podré publicar...de momento dejamos un rato el blog en stand by...esperando, que seguro que algo ocurre. Besos)

01 agosto 2014

Este Jueves (Viernes) Relato Él y sus Circunstancias


Recuerdo que el año 1963 fue declarado por el Ministerio de Información y Turismo como “Año Nacional de la Paciencia y la Humildad”. Si Naciones Unidas todos los años declaraba un año internacional de algo, aquí en España no íbamos a ser menos. Con el tiempo he llegado a saber que hasta se publicó un decreto en el Boletín Oficial del Estado con toda una batería de medidas (como ahora pomposamente se dice), subvenciones para actividades y recomendaciones para los ciudadanos: prohibiciones de gritar y enfadarse; cursos de trato correcto a los extranjeros; normas de buena conducta en la carretera y en los bares; y prohibiciones, que siempre las había, de tratar mal a un superior o autoridad, de rechistar ante las diatribas de los jefes o policías, etc…hasta de intentar hablar ante una reprimenda del maestro. Y es que el Régimen era como nuestra casa y Franco como el abuelo de todos, cariñoso y dadivoso cuando íbamos de visita y nos portábamos bien, pero inflexible aunque de un modo generoso, cuando hacíamos alguna trastada. Yo, por todo lo que después pasó, siempre he tenido la impresión de que la trastada que tuvimos que hacer hubo de ser muy gorda y que, muchos de nosotros aún hoy cargamos con la pena de aquello que hicimos.
Recuerdo que ese año, papá y mamá fue en el que menos discutieron y se pelearon. Supongo que porque hacía mucho tiempo que no tenían nada más que echarse en cara o porque, en realidad, nunca habían tenido mucho que decirse. Así que a ninguno nos extrañó no ver los desayunos preparados esa mañana de primavera y a papá corriendo como pollo sin cabeza para ver donde estaba el Cola Cao, el azúcar y las galletas. Mamá marchó con la tía Viru y mi padre se quedó con nosotros y con todo lo demás. Eso sí, cumpliendo las recomendaciones del decreto de humildad y paciencia, sin rechistar, manso como un buey arando, arando…

Mucho más en el blog anfitrión de esta semana The Daily Planet´s Bloggers