30 diciembre 2013

In Memoriam

Siempre suelo ir embebido en mis propios pensamientos e historias, así que cuando te ví en aquel andén de la línea uno o la azul o la marrón, puse la cara de bobo que me viste. Supongo que te alegrarías al ver que estoy un poco calvo y que mi cara ha engordado. Otra pequeña venganza del tipo de ver a uno de tus “ex” al cabo del tiempo y comprobar que está mucho peor que tú.
Yo por mi parte casi te he olvidado por completo. Apenas me acuerdo de los magníficos polvos que echábamos en los lugares más insospechados, por algún portal del barrio viejo en el que nos colábamos; o en algún aseo furtivo cuando salíamos; o aquella vez en que casi nos pillan follando en un ascensor cuando nuestro vecino iba a las cuatro de la mañana a bajar al perro; que digo yo que vaya horas para bajar al perro que tiene la gente.
También se me ha olvidado casi por completo ese lunar que tenías en tu generoso culo y que besaba con fruición abrazado a ti, mientras te prometía amor eterno tras una batalla sexual.
También se me ha olvidado tu perfume goloso de Poême, atrayente como pocos, dulzón y erizador de todos y cada uno de los pelillos de mi cuerpo…
Y ahora cuando llego a casa y veo mi sopa fría y a mis tres hijos, compruebo lo bien que lo hice consiguiendo que me dejaras por un cabronazo que te trataba mal, que te hacía sufrir y llorar, porque lo mío ahora, sí que es felicidad…de otro tipo, pero héteme aquí la mar de contento. Lo nuestro no podía ser. Como hombre busco siempre algo más que follar y follar, y con tu insustancialidad vital era imposible...creo.

A ti por el contrario, te veo bien, pareces cansada pero contenta, veo que te ha sorprendido verme. Supongo que me tenías perdida la pista y no pensabas que pudieras encontrarme aquí. O quizás te habías olvidado casi de mí, como yo de ti…

24 diciembre 2013

Feliz Navidad

¡Ya lo estoy viendo! ¡Ya lo estoy viendo! La mirada incrimitaroria de la abuela porque es la única alegría que se da entre el cóctel de pastillas que ya toma para sus múltiples achaques. La mirada conmiserativa de mamá pensando “si lo he pario yo, qué queréis que os cuente”. Papá no estará, habrá resoplado como un toro antes de embestir y, por no darme un topetazo, se habrá marchado pasillo arriba. El resto de la familia estará entre el estupor y la risa…sobre todo mi hermana pequeña que siempre me ha tenido una envidia…y he aquí que son las seis de la tarde y estoy en el Mercadona de al lado de casa, repelando las existencias que han dejado el resto de los “consumiendos”, para ver si logro sacar algo para cenar esta nochebuena: un poco de jamon de york, unos dátiles, un bote de melocotón en almíbar, vino, eso, vino no puede faltar…y es que solo a mí se me ocurre, traerme en el coche, vivo y sin caja desde el matadero al pavo. Ya, lo sé, pero no encontré cajas en ningún sitio. Además, le puse el cinturón de seguridad por si me paraba la guardia civil. No hizo falta, las primeras rotondas antes de salir a la carretera fueron bien, pero al salir a la general y coger el vehículo velocidad, el bicho abrió los ojos como platos, comenzó a agitar el moco ese rojo que le cuelga de la nariz y a arrearme unos picotazos…mirénme, parezco un ecce hommo…tuve que parar el coche en el arcén para acomodar al bicho en el maletero y fue ahí, cuando al soltar el cinturón, se fajó y salió corriendo campo a través, que no sabía yo que un pavo pudiera correr tanto…tenía frío y cara de bobo viendo al pavo alejarse entre encinares hacia una vida mejor…al final sólo se me ocurrió gritarle…¡Feliz 2014 y no te preocupes por mí que yo ya veré lo que ceno! 

14 noviembre 2013

El minuto del diablo

De todos es sabido que el tiempo que tenemos es prestado. Lo que mucha gente desconoce, algo normal por otro lado, es quién es el prestamista. No obstante si, estamos atentos a los signos, en seguida nos podremos percatar del mismo y de aquello que hace para que nos percatemos de la deuda que tenemos contraída. Puede ser una sombra, una fría o susurrante corriente, puede ser un minuto o algo mucho peor, pero creedme que uno se da cuenta. 
Yo he tenido un primer requerimiento en forma. En la mañana fría del miércoles, como a medio día. El sol radiante jugaba a engañar porque apenas si calentaba unos grados allá en lo alto. Y justo allá en lo alto fue como poco a poco, creció una algarabía gruyendo. Y ya se sabe lo que significa una bandada de grullas en plena emigración. A mi, por el contrario, siempre me había parecido un espectáculo muy bello, hasta aquel minuto de miércoles. Porque justo después de pasar aquella parvada, saltó el diferencial de la luz; quedó sin luz el frigorífico, la campana extractora y demás aparatos eléctricos de la cocina. Eran las 12 y 21 de la mañana tal y como pude ver en el reloj del microondas antes de que se fuera la electricidad. Nunca antes había saltado la luz en casa. Oí entonces un clic seco: el diferencial debió saltar. Dirigí mis pasos hacia la caja de la luz que contiene todos los interruptores y, efectivamente el diferencial estaba bajado, si bien, me percaté de que la caja estaba ligeramente abierta y me pareció oír otro pequeño crujido fuera. Siempre hay algún crujido fuera. Rápidamente abrí la puerta y un viento gélido como la muerte me golpeó la cara. Entré al instante a la cocina y, comprobé que todos los electrodomésticos emprendían de nuevo su marcha. Miré por la ventana y tuve la extraña sensación de que todo estaba parado. Habrían transcurrido un par de minutos. No obstante el reloj del microondas marcaba las 12 y 21 minutos tras volver a encenderse, como el reloj de pared de la cocina. Por un momento dudé, aturdido, si habría transcurrido tiempo alguno o no. !Al diablo! Habrán sido imaginaciones mías. ¿Imaginaciones? Sí, efectivamente, al diablo. 

01 noviembre 2013

No sé si por Halloween

No sé si fue por Halloween cuando comenzó. Lo cierto es que aquella noche la gata, nuestra gata, se había mostrado más inquieta de lo normal; lo mismo ronroneaba que dejaba de hacerlo; se subía encima nuestro mientras veíamos la televisión y se bajaba al instante impulsada por una extraña fuerza, por un invisible soplo que nada más ella era capaz de percibir. 
Fuera, como siempre para la noche de ánimas, el viento ululaba, y movía las hojas. Arriba las estrellas heladas brillaban ya con fuerza de noche de invierno. La gata, nuestra gata, seguía con su incómodo peregrinar por todo el salón. No tenía hambre; no tenía sed y comenzaba a maullar o gemir, aún no lo tengo muy claro. Siempre se ha dicho que los animales son más sensibles para algunas cosas y esa noche parecía que notaba algo. "Será el gato ese que viene a quitarle la comida".  
La persiana estaba a medio bajar. Me asomé y vislumbré sobre la valla que limitaba el patio del resto de los chalets unos terribles ojos amarillos mirándome fijamente. "Ahí está" Pensé. Salí dispuesto a darle un buen sopapo al gato fisgón. Pero para cuando pude alcanzar su altura, no había nada, ni el más mínimo rastro del felino; pero tampoco se percibía nada que hiciera denotar su presencia. 
Hubo otro ruido de hojas y de nuevo pude ver aquellos terribles ojos amarillos mirándome con la fijeza de un demonio. No eran los ojos de un gato, ni siquiera se veía la negrura del cuerpo del minino. Se iban acercando. Ojos amarillos de odio. Parecía que pudieran volar. Se acercaban y desaparecían de nuevo. Comenzaba a tener los pelos encrespados del miedo. Quería dejar de asomarme por la rendija que quedaba entre la persiana y el alfeizar, pero me era del todo imposible. Traté de entretenerme con la televisión y el sofá, pero ya se sabe que el ruido de la televisión es ahora intranscendente. Trataba de evitar dirigir la mirada hacia la ventana, mas cuando lo hice, allí estaban esos dos ojos amarillos demoniacos mirándome fijamente ahora desde el alfeizar de la ventana. Estaban ahí al lado. Di un respingo del sofá y bajé la persiana de un golpe seco. Tenía seca la boca y los ojos más que abiertos. No pudo ser un sueño.
A. no los había visto y no me creyó pero desde aquella noche todas las persianas de casa se bajan a tope por las noches para no dejar pasar nada de luz o ruidos. No obstante, de vez en cuando se oye fuera, en el patio, el ruido de hojas moverse, un hondo gemido o carraspeo del más allá y, yo tengo por seguro que están esos dos terribles ojos amarillos mirándonos desde cualquier atalaya de nuestro propio patio, cerca, muy cerca, cerca, muy cerca...

28 agosto 2013

Ignoto

Ignoto era atildado como ninguno en el barrio y pocos en la ciudad. Todas las mañanas pasaba camino del taller bien temprano, enfundado en su elegante gabardina gris rayón y poliester tamaño enanito de jardín; porque Ignoto era bajito, mucho; y calvo, mucho; apenas una corona de pelusilla circundaba una enorme tonsura redonda que ya quisieran para sí muchas personas mayores que él. Porque Ignoto era joven, bastante, aunque no lo pareciese. 
Al llegar al taller con un grácil gesto dejaba la gabardina en el perchero. Este gesto dejaba al descubierto el color de su camisa para ese día, distinta del anterior y del siguiente; y los tonos pastel de su pajarita, una distinta para cada semana. Pasaba por delante de la mesita de recepción dejando tras de sí un ligero perfume de bergamota que, ninguna de las chicas que estábamos en el taller, supimos nunca identificar correctamente a qué marca de agua de colonia pertenecía. Cogía el batín y la aguja y dedal o el lápiz, dependiendo de los días, y a trabajar. Porque Ignoto era primer oficial de costura en el más afamado taller de una capital de provincias. 
Ignoto llevaba al taller tonos de camisa imposibles, ideas de trajes impensables, pajaritas sublimes en tonos pastel o con estampados severos y, siempre, pantalones y chaquetas con caída perfecta. Porque Ignoto era elegante, mucho, aunque también a su manera. Estas son las tendencias de París, de Milán, decía. ¿Y en Madrid?, ¿qué se lleva en Madrid? preguntábamos. Niñas, Madrid, como España, todavía no pinta nada. Traía al taller revistas de nombres extraños y rimbombantes que no habíamos visto en nuestras vidas y que conseguía como en los tiempos del estraperlo. En ellas aparecían señoras vestidas con trajes y vestidos modernos, con telas como traídas del futuro, colores y tonos inimaginables. Todo esto y muchas cosas más que no os puedo contar, es el futuro y, cuanto antes nos acostumbremos, mejor para nosotros, nos contaba. Nosotros le rogábamos, ¡cuéntanos más Ignoto, por favor! Él se hacía el remolón con tono de comadre cariñosa. ¡Cuéntanos más secretos de lo que va a venir y va a estar de moda, Ignoto, por favor! Tratábamos de sonsacarle. Una peseta un secreto, ¡anda!...¡No lo haría nunca por dinero! Nos decía cogiéndonos las manos entre sus pequeños y regordetes dedos. Pero cogía las pesetas, y hacía confesiones sobre telas y diseños. Cogía las pesetas, nos pedía que cerrásemos puertas y ventanas y hacía como que se iba a bajar los pantalones; aunque al principio sólo mostraba una pequeña parte blanca del lateral del muslo. Había grandes risas en el taller en esas tardes.
Fue así, por una peseta como vimos las preciosas braguitas de perlé que usaba Ignoto; otras más grandes de raso; y otras preciosas de encaje, de un virtuosismo arabesco nunca antes visto e imposible de imitar. Y fue por una peseta como vimos el primer tanga de nuestras vidas, delimitando los femeninos albos glúteos  de Ignoto con un minúsculo hilo por detrás entre los mismos y con apenas un triangulo en la parte de delante, delimitador de todas las imaginaciones posibles.
El futuro era insinuador, sibilante, un pequeño fetiche de ricos y variados telillos; una jugosa manzana del bien y del mal a la que hincar el diente entre telas. 

01 agosto 2013

Celulosa

El fuerte olor a celulosa que impregna el papel con el que me he sonado la nariz, me ha trasladado por un momento a mi Pontevedra natal. Ese era el olor que emanaba del humo de la fábrica papelera que había instalada en su ría; me ha traído a la memoria las grandes chimeneas y esa bruma pegajosa que lo impregnaba todo por las mañanas en las que no sabías si lo que se veía al fondo era la romántica niebla marina o la descorazonadora espesura de la industrialización.  Fue por aquel entonces que dejé de salir a correr por la ría para dar mis paseos por el centro antiguo de la ciudad. Y es ahora que este olor me vuelve a recordar lo lejos que estábamos de todo, el ambiente propio y endogámico en el que se desarrollaban nuestras vidas en Galicia y la necesidad que teníamos a veces de sentirnos comunicados con el resto del mundo...más o menos como aquí...
Ese fuerte olor a celulosa es el mismo que tienen aquí los folios en los que te escribo esas cartas de las que nunca obtengo respuesta (tampoco la espero si he de decir verdad); por un momento imagino que debe ser lo único aséptico aquí en este chamizo que llaman hospital y en el que nos tiramos trabajando veintiséis de las veinticuatro horas que tiene el día. 
Aquí también todo está muy lejos del mapa pero la necesidad de huir es distinta porque lo que tenemos muy cerca es la vida y la muerte: ambas dos están siempre a un segundo de tu mano; de tus dedos encrespados; de una sutura bien hecha con una gasa mil y una vez usada o; de la correcta administración de una dosis de vacuna o la colocación más o menos casual de una mosquitera por las noches...
Cae el sol de nuevo y terminamos otra jornada extenuante de trabajo...allá abajo unos niños juegan al fútbol con un balón que nos regaló Messi en una anterior visita. Levantan una enorme polvareda roja, distinta a la  niebla de mi Pontevedra natal que era blanquecina apenas. Y por un momento, me reconforta pensar que todo en el mundo es igual y que lo único que cambia es el color que tiene la bruma de la amanecida o la puesta del sol.  

11 julio 2013

Fe de letras

Finalmente no se consumó el literaturicidio y nuestro querido amigo Goathemala ha vuelto, con calma, y está retomando, la sana costumbre de su sabio vouyerismo de letras. Para nuestra suerte, continúa asomándose a este mundo en el que todos somos un poco, otros. Gracias y que dure.
Pd. Por no eliminar la anterior postal, añado una nota rectificativa o fe de letras, más que de erratas y listo.

14 junio 2013

Un Buen Final...Nota Necrostálgica

Con ese título publicaba hace ya cinco días su, de momento, última postal, el amigo Goathemala en La Tierra de los Árboles. Y para ese blog, va esta nota necrostálgica. Porque la desaparición, aunque sea temporal, de algo que ha llenado tantos espacios vacíos en toda clase de mañanas, frías, negras, blancas, soleadas, es algo que, cuanto menos a este que esto escribe, le llena de una terrible nostálgia. Los primeros minutos de muchas mañanas, estaban dedicados a ver alguna imagen que el amigo Pedro, pudiera habernos regalado con esa mirada, tierna, pura y dulce con que camina por esta vida. Sus fotos siempre miran más allá del objeto principal, reflejan actitudes, ensoñaciones y rincones, vistos con el arte con que solo los espíritus nobles pueden ver. 
Con la misma ilusión, esperábamos sus relatos, su barroquismo literario, su palabra atinada que, al modo en que encajan todas las piezas de una primada catedral, diseccionaba realidades y sueños, cuentos, fábulas...porque en Goathemala se mezclaban Puck y D. Quijote; Góngora y Mújica Laínez, entre otros muchos y muchos...miles, reflejo de una enorme sapiencia en hombre humilde...
Y así, nos hemos quedado amigo, ENORMEMENTE AGRADECIDOS; pero mis mañanas se han tropezado con otras realidades y han quedado hueras de sus primeras imaginaciones, que eran las que encontraba en su blog...Me quedo con nostalgia pero sonriente...No tarde mucho en escribir y enseñar fotos...en la próxima reunión que tengamos...que de usted siempre hay que esperar lo mejor.
Un abrazo a usted y a su blog...hasta pronto...espero. 

13 junio 2013

Feria del Libro

Visitar la Feria del Libro de Madrid es siempre un placer...vamos para un cervantófilo como yo, visitar cualquier feria del libro...pero, mirar, rebuscar, encontrar pequeñas joyas y ver que, en todas esas páginas está o puede estar contenido todo el saber del universo y las vidas, escenarios, experiencias de miles y miles de personajes y protagonistas o secundarios que dejan girones de su vida en la tuya al abrir la página de un libro, es algo difícilmente explicable con palabras...para eso están los escritores, para hacernos vivir en negro sobre blanco, en cada página...esta vez me contuve...un poco...

Yo leo, tu lees, ellos imaginan, crean...nosotros vivimos...

02 junio 2013

Charles de Gaulle

La sala es, en general de un gris indefinido. Tiene grandes ventanales semicirculares cubiertos por unas cortinas de un amarillo macilento que en algún otro momento tuvieron que estar de mejor moda y que dan su vista a la zona de carga y los hangares. Grandes tablones rectangulares con caballetes hacen las veces de mesas. Suficiente. La verdad es que no sabía yo que en el aeropuerto internacional Charles de Gaulle, tuvieran semejante infraestructura, pero tampoco me resultó extraño habida cuenta lo chauvinistas que son los franceses, o lo detallistas que son para estas cosas, según se mire. Lo cierto es que aquí estoy, levantando mi copa, brindando con cava del duty free, junto a catorce o quince personas más, de las que solo conozco a tres o cuatro, novio incluído por la felicidad duradera de la pareja. 
Y es que Mario conoció a Chikako en una de las pocas veces que salió de su Valencia natal para ir a Madrid a un ciclo de conferencias sobre la conjetura de Hodge. Allí la conoció y, allí alteró todo su universo vital. Eso es lo que alcanzó a contarme a mi su mejor amigo, que el resto de detalles, estoy seguro que se los guarda y alguna vez los conoceremos. Él que tenía en Valencia, su pareja de hecho o unión civil estable, con sus dos hijas, sus clases en la facultad y una ausencia total de preocupaciones, repentinamente en el AVE de vuelta a casa tras el simposio, vio que nada de lo que antes era tan real, encajaba; desde ese congreso y Chikako, sus fórmulas vitales no tenían soluciones ciertas, sino que llevaban a otras incógnitas y se elevaban sus dudas exponencialmente. Todo dejó de tener sentido en su vuelta desde lo que pasara en Madrid con esa linda japonesa de piel de porcelana, modos y gustos suaves y una dulzura de emperatriz de la era Heian. Arregló los temas en la universidad con una beca para estudios en el extranjero; me pidió que le arreglase los papeles de modo que no le faltase nada a Lola y sus niñas y...hasta ahora, en esta sala, con un menú del tipo que dan en los aviones, con una tarta que he traído yo de España no sin dificultades y un grupo de amigos de la pareja a los que no les importa viajar para ir de boda, en el tiempo muerto entre dos vuelos intercontinentales porque Chikako, y ahora Mario, viajan mucho de ciclo de conferencias en ciclo de conferencias, intentando resolver incógnitas matemáticas, para otros; que, de momento su ecuación tiene una solución muy clara. 

23 abril 2013

Día Mundial del Libro

"¡Hola! Me llamo Cocó y soy un Dragón Rojo con cresta amarilla. También tengo puntos amarillos por todo el cuerpo...soy de los pocos que quedan de mi especie...y vivo en una cueva muy cerca del río...". Así comienza el último cuento que voy a leer...porque sí. Porque me gusta descubrir nuevos mundos, nuevas historias. Porque los libros son vida; porque las letras son como los segundos de nuestro tiempo, lean, escriban, promuevan la lectura y la escritura...es un buen modo de vivir. 
Por cierto, dos cositas para terminar esta postal. Una felicitación a la Biblioteca Municipal Miguel de Cervantes de Mota del Cuervo ganadora del Premio Maria Moliner de fomento de la lectura. 
Y otra una apuesta que hago y que también voy a leer: Claire Castillon, joven escritora francesa de la que estamos buscando lo que tenga publicado en español. A ver cómo se da.
Feliz día del libro a todos...felices rosas y muchas letras... 

18 abril 2013

Papelera de Reciclaje

Todos los años lo mismo. Del mismo modo que se habla de la magnífica floración en el Jerte, o las Fallas de Valencia, o de los pesados de la Feria de Sevilla, cuando llega la primavera, hay algún momento en el que M. sale en todos los medios. Y es siempre por lo mismo. Para el resto del mundo parece un hecho fortuito, pero es que la memoria de la gente está cada vez más enflaquecida, apenas leen, ni comprenden lo que trato de explicar. Y, además no tienen, como yo, que enfrentarse a la tarea de informar, año tras año, sobre el mismo acontecimiento. 
A ver cómo enfoco este año la crónica porque estamos a 16 de abril y el alcalde ha decidido que ya es primavera, que entra hoy...
"En M. hay dos tipos de hombres: los que llevan chándal para todo; y los que llevan pantalones de pinzas y, en las más de las ocasiones, chaqueta. Los primeros, ya sabemos a lo que se dedican en nuestra sociedad. De los segundos, nada más que podemos intuir algo de sus actividades, aunque mucha gente en M. sospecha que puedan ser tan ilícitas como lo son las de los primeros. Lo cierto es que, cuando en M. el señor alcalde decide que ha entrado la primavera, se abre un periodo de incertidumbre para los hombres que llevan pantalones de pinzas o chaqueta. Y es que todos los años, con los primeros calores, se produce el asesinato de uno de ellos, casi siempre por parte de alguno de los desheredados que visten de chándal. Pareciera que existe un periodo en el que dichos actos están permitidos, desde la proclamación de la primavera por el primer edil hasta que entra el verano casi un mes después. Una especie de venganza o equilibrio social, no sé cómo llamarlo. 
Este año no ha sido diferente y, en la zona de M. conocida como de Las Huertas, ha aparecido entre limoneros y florecillas de San Juan, el cadáver de un hombre de mediana edad, asesinado por arrebato u obcecación presuntamente por uno de sus convecinos de M. 
La policía investiga ya el lugar del crimen, si bien no toman mucho interés, porque con estos primeros calores, cierto desquite o expresión de furia parece permitirse en M. Ya se sabe, alguna rencilla, algún asuntillo que quedó pendiente...en M. esta es la época para arreglarlo..." 
No sé, no me termina de gustar, me limitaré a contar los datos como todos los años, un señor de mediana edad ha aparecido muerto, bla, bla...porque del resto nadie va a entender una palabra...A ver, papelera de reciclaje...ya está...borrado. 
Estaré atento a partir de ahora a los calores. 

28 marzo 2013

Día Mundial del Teatro

Ayer se celebraba el día mundial del teatro. Entre la vorágine de información sobre la crisis, los corruptos, los jueces y demás grey absolutamente irrepresentativa, este día ha pasado desapercibido; cuando el teatro es una de las cosas más reales que hay en la vida, son momentos únicos los que brinda; son momentos reales y, a pesar de todo, momentos imaginados. Sirve de escapatoria a esta realidad tan miserable, en casi todos los sentidos, que parece que vivimos. Ir al teatro, disfrutar de los teatros continúa siendo un momento excelso, sublime...sobre las tablas de los mismos, se respira, profundamente, se imagina, se recita, se declama, se vive...
Por eso no se nos puede olvidar apoyarlo, como a tantas otras grandes cosas y causas que tenemos, y gritar por la absoluta injusta medida que supone la subida del IVA que únicamente un personaje vil, abyecto ,vampírico, estrecho y corto de miras puede atreverse a perpetrar.
No convirtamos ese acto cultural sublime en algo a extinguir y honremos a los grandes actores y dramaturgos que en España han sido. No dejemos que gente mediocre nos quite nuestra realidad...porque la vida es puro teatro, porque la vida es un sueño y los sueños...sueños son...

22 febrero 2013

M.

M. era un pueblo robado. Era como uno de esos niños de Sor Maria, sin destino, sin historia. Estaba literalmente enclavado en el fondo de un valle en el que, en algún momento tuvo que haber un río, pero que ahora constituía un cauce seco plagado de adelfas. En M., miraras donde miraras, nada más que veías, su tierra amarilla, los laterales de unas montañas yermas y violetas y una vieja carretera, gris y serpenteante que aparecía por una punta del pueblo, su lado este, y dibujaba un sinuoso trazo de huida por el lado oeste. A la entrada en el lado este, justo al lado del desvencijado cartel que anunciaba la entrada en M. había una pared y una pintada en la que se podía leer " la sociedad está preocupada por la banalización de la violencia"; y otra con un enorme pene junto al que se leía "bienvenidos al fin del mundo". Junto a esa pared que en tiempos pudo ser una casa, se situaba todas las tardes de sol de invierno Victoria en su silla de ruedas. Y desde su atalaya móvil daba la bienvenida agitando el brazo a los pocos coches que pudieran llegarse al pueblo: algún coche despistado, algún camión de reparto o; sin duda, el que más le gustaba, el de Correos que se veía desde lejos descender por el valle, contrastando su amarillo huevo con el violáceo brillo de las montañas. Dejaba alguna carta si acaso y huía de M. Porque en M. nadie se queda ni llega, salvo Victoria que, debido a un desgraciado accidente, tuvo que dejar la capital donde estaba sirviendo para volver a sus orígenes.
 Ya no llegaba tampoco el tren y, el viejo apeadero es ahora un esqueleto de la postmodernidad. Nada que ver con los buenos tiempos, tras la guerra que nos dejó vacíos a todos, en los que algún tren que iba a la ciudad capital paraba para cargar algún pasajero o recargar agua y Victoria, niña, se asomaba a las ventanillas de la primera clase para ofrecer agua de anís en su botijo nuevo, a recoger para comer las cáscaras de naranja que se arrojaban desde el tren al andén del apeadero de  M. y pelearse por ellas con una cabra que tenía por allí el jefe de estación para, con su leche, alimentar al menor de sus hijos.
En M. no se queda  ni la lluvia, pasa de largo por el pueblo llevada en volandas por un viento agrio que hiela los espíritus que roza. Por eso, los días de viento y lluvia, no hay nadie en las calles de M.; y por eso Victoria esos días, se queda en su casa y ve llover y agitarse las hojas de los árboles tras la ventana de su salita de estar. Y M., en la tormenta, parece el escenario de cartón-piedra de cualquier Viridriana, robado del tiempo y de la historia.