20 noviembre 2008

La llegada

No entendí bien. La primera sensación que tuve al poner el pie en España, en mi primer viaje, no era la del país alegre, chusco y dicharachero que había leído o del que me habían hablado. Tardé en convencer a mi madre para no traerme en la maleta el capote que con tanto mimo había planchado y que le costó mucho encontrar donde comprar. Esto por si te sale al encuentro algún toro por las calles. El aeropuerto era como el de muchas otras ciudades, salvo el aún más gris Charles de Gaulle en París. En el control de pasaportes no podía dejar de mirar el sombrero de la policía de aduanas.¡Qué mal que les quedaba a esos hombres aquello tan anguloso sobre la cabeza!. Me recogieron mis dos amigos; su silencio se contraponía al bullicio y gritos de la gente algo que con el tiempo, vería que es habitual. Melenas sucias, bigotes largos y desmochados, jerseys de astracán. No hay tiempo para mucho, coge las maletas y nos vamos a casita a estar tranquilos un tiempo. Mientras recorríamos las avenidas, las calles, bajo ese cielo azul y frío de los inviernos matritenses, yo iba con la cara pegada al cristal del coche. Me llamaron la atención los edificios, muy altos en comparación con los del pueblo del que venía; algún monumento que se rasgaba en el paisaje al paso veloz de la marcha; con todo, España no se mostraba en aquella fugaz mirada. Mucha policía, mucho trasiego de coches con sirenas y agentes con enormes gorras de plato, vamos como en todas las dictaduras. Qué pasa. Nada que no supieramos. Hoy han matado al Generalísimo. Sí. De muerte natural.

6 comentarios:

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

¡Qué bueno y muy a propósito de la fecha!

Abrazos.

Max Estrella dijo...

Gracias,amigo...quizá lo continúe...estoy pergeñando continuaciones...
Un fuerte abrazo

principe mendigo dijo...

jaja... navegando y navegando he llegado a la isla donde este pequeño bufon nos cuentas sus impresiones sobre la vida....
quiza, y solo si el bufon me invita, me quede en esa isla a intentar descubrir como piensa esta pequeña maravilla de la corona...jeje.
siempre es bueno aprender...

Max Estrella dijo...

Príncipe Mendigo,queda usted invitado a pasar y pasearse cuando quiera por esta página que también pasa a ser suya.
Un saludo

principe mendigo dijo...

mmm... no estoy acostumbrado a que me llamen de usted Max. Gracias por la invitacion, no esperaba menos. Seriamente, el mundo necesita poetas como tu. Quiza con un poquito de seguimiento, esfuerzo y pericia(casi como en todo) pueda atrapar un poquito de la sabiduria que se desprende aqui...jeje.

Pd A proposito de la derrota, aprendi muchas cosas. Tranquilo

Paz Zeltia dijo...

Yo también tengo recuerdos de ese dia, difuminados por los años pasados, parecen sensaciones soñadas.